4 Como el colesterol, el crecimiento puede ser bueno o malo…

Publicado en Página Siete, abril 2, 2023

El modelo económico social comunitario productivo en debate (4)

Como el colesterol, el crecimiento puede ser bueno o malo…

Del crecimiento estructural, al crecimiento sectorial

En la primera aproximación al análisis del crecimiento de la economía, centramos la atención en el comportamiento de las cuentas del ingreso y del gasto mediante las que se define el PIB. Según los datos oficiales, desde 2006 en las cuentas del ingreso, aumentó la participación de los impuestos a costa de menor participación de la remuneración al trabajo; en las cuentas de gasto (consumo), aumenta la inversión pública y se reduce el consumo de los hogares.

Una mirada más acuciosa en la estructura de las cuentas del gasto, permitió establecer que el crecimiento del PIB está fuertemente asociado al aumento de la Demanda Global Interna por la mayor inversión pública, un consumo del gobierno relativamente constante, y la reducción del consumo de los hogares. Muestra también que el valor de las importaciones crece respecto al consumo privado y, en particular, que las importaciones están desplazando a la producción interna, lo que explicaría la creciente informalidad laboral, y la concentración del ingreso en sectores extractivo-rentistas.

En la perspectiva de evaluar la calidad social del crecimiento, es necesario conocer y entender cómo las actividades económicas afectan los comportamientos observados de las estructuras ingreso-gasto del PIB. Con este propósito, analizamos seguidamente los aportes al PIB de las diferentes actividades económicas, agrupadas por la forma cómo aportan al valor agregado.

La participación de los sectores en el crecimiento

No todos los sectores de actividad incluidos en el cálculo del PIB, tienen la misma relevancia para contribuir a crear valor agregado y empleo (el “colesterol bueno”). Para fines de registro, los aportes de las actividades económicas a la estructura del PIBpm (a precios de mercado) están clasificadas en doce “sectores”: los impuestos a la producción y a las importaciones, a los que se suman los valores agregados de once “sectores de actividad económica”. 

Agrupamos estas 12 contribuciones sectoriales, en tres “sectores agregados” definidos por las características de sus aportes a la agregación de valor y a la creación de empleo:

Extractivo: Incluye Extracción de minerales, y Explotación de gas y petróleo (sector 2 del INE); es altamente intensivo en capital (genera muy poco empleo) y se destina fundamentalmente para exportaciones, es muy dependiente en las demandas y los precios externos.

FAPI: Incluye los sectores del INE 8 (Financiero), 11 (Administración Pública) y a los Impuestos; son “actividades” que, lejos de agregar valor, lo restan de las efectivamente productivas (“la economía real”); los impuestos reducen el ingreso disponible y la capacidad de consumo; la “buro-parásitocracia”, puede consumir improductivamente muchos recursos nacionales; por último, los servicios financieros –la intermediación financiera, tampoco crean valor, razón por la que el “valor agregado” de este sector se resta del conjunto de las actividades que aportan al PIBpb, bajo el rubro de “Servicios Bancarios Imputados”.

Real (“Productivo”): Incluye los restantes 8 sectores: la agropecuaria y la manufactura, son los principales generadores de valor y empleo (“real prd”, produce bienes transables: se pueden exportar), mientras que servicios, transporte, comercio, hoteles y restaurantes, construcción, y servicios básicos, tienen mayor sesgo hacia los mercantil-rentista (“real m-r”, bienes y servicios no transables: en general, están restringidos al mercado interno).

Comparando participaciones de los sectores agregados en el PIBpm entre 2006-19 respecto a 1990-05, crecen las del FAPI (+8,1pp) y del Extractivo (+5,4pp) a costa de la reducción de la participación del agregado “Real” (-13,5pp en total: -7,7pp en prd, y -5,8pp en los m-r).

Más aún, el FAPI –que literalmente se nutre de la economía real, tiene hoy una participación igual a la de la economía creadora de valor y empleo (43,2% frente a 44,5%). En particular, el “aporte” de los impuestos al PIB prácticamente se duplica respecto al promedio 1990-2005.

Estas tendencias generales en la estructura del PIB, se reflejan en las incidencias (los aportes a la tasa de crecimiento del PIB) de los sectores agregados. Entre 1990 y 2005, el crecimiento promedio del PIB fue 3,62% anual, mientras que entre 2006-2019 (para evitar las distorsiones de la crisis sanitaria global de 2020 y 2021) aumentó a 4,67%. La diferencia de 1,05pp, se debe en un 80% a la mayor incidencia del sector FAPI debido al aumento sostenido de la incidencia de impuestos, de la intermediación financiera y de la administración pública, en detrimento de las actividades productivas. Como recién mencionamos, el agregado FAPI no generar ni ingresos ni empleo, pero ha igualado la participación del sector agregado “real” en el PIB.

Resulta evidente que la creciente incidencia de FAPI en el crecimiento del PIB boliviano, no es sostenible: supera ampliamente el aporte del sector extractivo y de los sectores intensivos en empleo y en valor agregado que son la base de la “economía real” (agricultura, industria y comercio). Si se mantiene –o se acentúa, la tendencia a mayor participación y mayor incidencia del agregado FAPI –y peor si también se acentúa el extractivismo, necesariamente se reducirán las de los sectores que son intensivos en empleo y en valor agregado; en tales condiciones, la economía no tendrá posibilidad alguna de responder a las necesidades de ingresos familiares y de oportunidades de empleo digno que la sociedad requiere.

Traducidos a lenguaje llano, los números muestran una irreconciliable contradicción. Por un lado, el crecimiento desde 2006, es el resultado de mayor actividad extractiva (hidrocarburos y minerales), mayor presión fiscal (recaudaciones), mayor burocracia pública (administrativa y empresarial), y de la financiarización de la economía, con la intermediación financiera como el principal mecanismo del modelo para impulsar el crecimiento.

Pero, la mayor participación de los agregados Extractivo y FAPI en la estructura del PIB, reduce la participación de los sectores más capaces de crear valor agregado y empleo. Precisamente, el origen de la actual “crisis de las RIN” y sus manifestaciones, son –en una medida importante, consecuencia de no diversificar el aparato productivo buscando desarrollar capacidades para competir en mercados externos y complementar –o sustituir, el rol de “captador” de divisas que han tenido las exportaciones de gas y de minerales. Apostar ahora por el Litio bajo la misma lógica extractivista, continuaría simplemente con la destrucción del aparato productivo que la sociedad –la gente, necesita para dignificar su trabajo y sus ingresos.

Mencionamos en la anterior entrega, que la política fiscal-tributaria ocasiona daños colaterales al penalizar la generación de valor y la creación de empleo por su obsesiva fijación en metas de recaudación. Al respecto, las relaciones entre las recaudaciones tributarias y el agregado “real” del PIB, son concluyentes: las recaudaciones de impuestos casi se duplican respecto al valor agregado total del promedio, de 16,1% en 96-05, al 29,4% en 2006-15; más que se duplica la relación de la recaudación de impuestos respecto al PIB de la economía “real” (pasa de 25,1% al 52,5%); y, finalmente, como no podía ser de otra manera, el aporte de la economía real al valor agregado, se reduce en 8,3pp (de 64% a 56%).

En resumen, la economía real está en retroceso

El comportamiento de los sectores agregados, es consecuencia de políticas expresas, como las metas de recaudación o la financiarización de la economía, pero no es compatible con la meta de “diversificar la economía” que postula el Modelo Económico Social Comunitario Productivo vigente desde 2006.

Anticipando el análisis de la siguiente entrega, en valores de Bs de 1990, el PIBpb en 2019 fue 84% mayor que en 2005. Tomando como unidad de referencia este aumento del PIBpb, podemos estimar cuál ha sido el crecimiento relativo de los otros sectores y subsectores. Como síntesis, la figura muestra el crecimiento relativo al del PIBpb entre 2005 y 2019 de los sectores y subsectores de actividad económica; los crecimientos –relativos al del PIBpb entre 2006-19 (columna negra), están ordenados por orden descendiente de las tasas de crecimiento.

El color rojo identifica sectores y subsectores agrupados en FAPI que, en general, crecieron por encima del PIB; el subsector de servicios financieros es el de mayor crecimiento relativo: creció más de 3,3 veces que el PIB. En el extractivo (barras naranjas), los minerales superan el crecimiento promedio, en tanto que los hidrocarburos (gas) están al final como el sector de menor crecimiento.

Las actividades de la economía productiva real (barras verdes), están a ambos lados del PIB de referencia. Mientras por encima están los productos de minerales no metálicos (cemento), construcción, bebidas (cerveza) y tabaco, y alimentos procesados, los tradicionalmente más intensivos en empleo, como madera y productos de madera, textiles y confecciones, cuero y calzados, agricultura tradicional, comercio, y turismo, crecieron muy por debajo del promedio del conjunto de la economía.

¿Son todos estos resultados producto de decisiones de los “actores económicos”? La respuesta estaría entre “muy poco probable” e “imposible”: por la fuerte presencia del Estado en todas las decisiones económicas desde 2006, los sectores que crecieron a un ritmo mayor que el PIBpb, lo hicieron gracias al apoyo institucional explícito e implícito desde el Estado, mientras que los sectores que crecieron muy por debajo del PIBpb –madera, textiles, turismo, cuero, agricultura tradicional, etc., lejos de haber tenido apoyos, han denunciado frecuentemente condiciones muy adversas impuestas desde el Gobierno.

Claramente, el crecimiento de la economía está desproporcionadamente influido (y, de hecho, distorsionado) por la incidencia de los impuestos (de tipo regresivo en el mercado interno, lo que reduce el ingreso disponible y la capacidad de consumo de los hogares), la Administración Pública (que, por definición no aporta valor agregado, pero es un factor que tiene una alta incidencia en el desempeño de la economía por sus relaciones con la burocracia ineficiente y la corrupción), de la intermediación financiera (con alto costo para las actividades productivas) y del volátil comportamiento de los sectores extractivos, de minerales y de gas/hidrocarburos.

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